Nuestro
estado no cambia, hemos sido, somos y seremos esclavos. Esta es la realidad, la
verdad de un mundo Cristo céntrico, donde todo se centra en Cristo.
“¿No
sabéis que si os sometéis a alguien como esclavos para obedecerle, sois
esclavos de aquel a quien obedecéis, sea del pecado para muerte, o sea de la
obediencia para justicia?”
Romanos 6:16
Éramos
esclavos en otro tiempo de nuestros pecados y concupiscencias, somos esclavos
ahora de nuestro Cristo, quien nos compró por precio de su preciosa sangre
derramada, tomando nuestro lugar en el madero y llevándose consigo la condena
por nuestras injusticias e inequidades. En este juego de la vida cambia nuestro
dueño, el príncipe de la potestad del aire o el Cristo, no cambia nuestro
estado de esclavos.
Como tales,
como siervos de nuestro Redentor, pedimos en oración heme aquí envíame a mí al
campo misionero, úsame para realizar tu obra. ¿Cuántas oraciones como estas
hemos realizado, en el incendio de nuestras emociones al estar en presencia del
roce del Espíritu de Dios?
Sin embargo,
no es el plan de Dios de modo alguno enviarnos a la ventana 10/40 o al sitio de
nuestra preferencia, el Señor no envía misioneros al mundo, envía su Palabra a través
de misioneros al mundo, o quizás al barrio donde resides.
¿Y qué
cuando el mundo, o el campo de batalla, eres vos mismo?
¿Y qué si
Dios decide realizar su obra que es Glorificarse a sí mismo en ti, en tu cáncer?
Nuestra aflicción
es de utilidad a los planes del Altísimo, observemos su Santa Palabra:
Juan 9:1-3
“Al
pasar Jesús, vio a un hombre ciego de nacimiento.
Y le
preguntaron sus discípulos, diciendo: Rabí, ¿quién pecó, éste o sus padres,
para que haya nacido ciego?
Respondió
Jesús: No es que pecó éste, ni sus padres, sino para que las obras de Dios se
manifiesten en él”.
Juan 11:3-4
Enviaron,
pues, las hermanas para decir a Jesús: Señor, he aquí el que amas está enfermo.
Oyéndolo
Jesús, dijo: Esta enfermedad no es para muerte, sino para la gloria de
Dios, para que el Hijo de Dios sea glorificado por ella.
Juan
21:18-19
De cierto,
de cierto te digo: cuando eras más joven, te ceñías, e ibas a donde
querías; mas cuando ya seas viejo, extenderás tus manos, y te ceñirá otro, y te
llevará a donde no quieras.
Esto dijo,
dando a entender con qué muerte había de glorificar a Dios. Y dicho esto,
añadió: Sígueme.
Estamos aquí
con la única razón de glorificar al Alfa y el Omega, al mesías, al Cristo. No permitamos
por nada desaprovechar esta oportunidad.
No
desperdicies tu cáncer.
Ian Morbelli
Todas las
notas bíblicas corresponden a la versión Reina Valera 1960.